El illustrador ecuatoriano Santiago Maldonado nos muestra su portafolio mientras conversa acerca de su carrera, influencias y proyectos.

Muchas gracias por aceptar esta entrevista. Lo primero, ¿por qué  el nombre Don Santiago y el taller Las Manos del Diablo?

El nombre viene de una forma cariñosa con la que me trataba, cuando yo era un niño, mi tía querida. Supongo que siempre tuve, lo que se dice, un alma vieja por eso lo de “Don”.

El taller lo tenemos junto a mi mujer, Tania Rivadeneira. El nombre está inspirado en la idea del diablo como hacedor, me refiero a la capacidad de adaptación que tiene dentro de la historia popular, lo mismo puede construir una iglesia, como puede pintar un cuadro o tocar de manera exquisita el violín, intentamos ser las manos que se acoplan al trabajo.   

¿Qué inspira tus ilustraciones?

La cotidianidad, la magia, lo popular, las montañas, la playa, la selva, un buen bolón con café, una abeja en una flor, Ojalá de Silvio Rodríguez, un beso, la muerte, todo lo que me de vida me inspira. 

¿Piensas que tienes un referente principal, en dónde encasillarías tu arte en el contexto ecuatoriano?

Como concepto diría que mi referente principal es el “Realismo Mágico”, y de manera personal hay demasiados artistas a los que admiro, por nombrar algunos que se me vienen ahora a la mente; Guadalupe Posada,  Galo Galecio, Marc Chagall, Eduardo Yaguas, Maud Lewis, Gabriel García Márquez, Violeta Parra, Eduardo Galeano, Frida Kahlo, Mercedes Sosa, Marco Chamorro, Chico Buarque, entre otros muchos.

Diría que lo que hago está ubicado un poco al margen, entre el límite del arte y la artesanía. No me gusta como funciona el pensamiento institucional, prefiero la autogestión y siento que ese es el mejor camino tanto para el crecimiento profesional como personal.

¿Cuál es el público de tu obra? 

Me han dicho que mi obra es bastante ecléctica, y pensaría que el público que la consume también lo es.

¿Me podrías mencionar tu proceso creativo en el afiche digital EL TESORO DE ATAHUALPA? 

© Santiago Maldonado

Para realizar la ilustración me inspiré en los afiches del cine mudo, en donde era muy importante contar la historia y realzar a los intérpretes. Si bien con estos parámetros de diseño el afiche puede volverse muy literal, considero que se ajusta a la época en la que se hizo la película.  

¿Cuál es el papel del afiche cinematográfico?

Soy de las personas que juzga un libro o una película por su portada, siento que el ilustrador o diseñador debe tener una conexión especial con la obra y por ende lo que transmite un afiche no puede estar lejos de la esencia de la película. El papel del afiche es enamorar a primera vista.

Veo muchos símbolos; diablo, calavera, animales, identidad nacional, los Andes. ¿Que está detrás de ellos?

Busco interpretar la vida, todos esos símbolos son parte de mi, lo real no es más que lo que uno quiere ver. Es inevitable que las obras terminen hablando por su autor, espero que mi trabajo lo haga por mi. 

Cuando pinto intento contar historias, enseñar lo que he aprendido, compartir una sensación, la identidad cultural de los lugares en los que he vivido, a los que he viajado, son gran parte de mi obra. Como muchos, soy hijo del sincretismo religioso, eso me ha permitido entender una diversidad de ideas, conceptos y signos que han incrementado el sentido espiritual de mi discurso, no busco la “perfección” en mi obra solo quiero conversar con la persona que me mira. 

Cuéntanos acerca de tus cortometrajes. ¿Por qué esos platos?

La magia de lo real, la idea de la cocina como una suerte de proceso alquímico, eso es lo que me inspiró para realizar estos cortometrajes. Quería mostrar lo sublime de lo cotidiano, exaltar la simpleza, me parece que ahí está el sentido de mis cortometrajes, no sé si dicen mucho, yo solo quiero compartir una sensación, dejar algo en el corazón de quien los mira. 

Y el porqué de los platos es muy sencillo, me encanta el locro, el dulce de guayaba, un buen cafecito por la tarde, hago lo que me gusta. 

9 de enero, 2022